sábado, 11 de abril de 2009

Bizarren Miusik Parti

BIZARREN MIUSIK PARTI


“Bizarren: la fiesta dionisíaca de la postmodernidad”



“Hay personas que,

por ignorancia o estrechez de espíritu,

se sienten repelidas por estos fenómenos,

como si se tratase de una enfermedad contagiosa,

y en la plena confianza de su propia salud,

las satirizan o las miran con piedad.

Estos desgraciados no sospechan la palidez cadavérica

y el aire espectral de su “salud”

cuando pasa delante de ellos

el huracán de vida ardiente de los entusiastas dionisíacos”.

(F. Nietzsche)



Disfraces, máscaras, pelucas, sombreros y luces de colores. Desde que llegó la fiesta Bizarren podemos decir que en la ciudad de Buenos Aires el carnaval dura todo el año. Una vez por mes, Nicolás Cors -el cerebro de la fiesta-, se encarga de organizar la Bizarren Miusik Parti, que se ha convertido en furor entre quienes buscan diversión y alegría.


El collage


La Bizarren es eso. Un collage. En plena postmodernidad, en donde el clima de época está constituido por una necesidad de “volver”, retomar lo anti-cool forma parte de una “onda retro” que re-significa símbolos cambiando su contenido.


En la Bizarren se produce una combinación de elementos del pasado que se hacen presentes como mensajes que la historia reciente envía con nostalgia. La Bizarren es un pastiche, un montaje en donde se fusionan fragmentos de films y decorados con personajes del cine, la televisión y la música argentina de los 1980’s y 1990’s.


¿Se imaginan a Mario Baracus tomando un “speed con vodka” observando escenas de “Mingo y Aníbal” mientras baila la marcha peronista?


¡Grandiosa sensación onírica!


En la Bizarren se producen escenas que solamente en sueños podrían llevarse a cabo. Al contemplar con los sentidos la totalidad de esa experiencia real, entendemos que no es sueño la vida, y que es mejor vivirla que soñarla.


No todos van disfrazados, no hay tal imperativo para ingresar. Entre los que sí lo hacen, algunos evocan a los héroes de nuestra infancia como Hijitus, Batman y Robin, la Mujer Maravilla y He-Man; otros eligen a ídolos inmaculados como el Diego y el Manosanta, o a villanos como el Guasón, el Acertijo y Gatúbela; pero también aparecen personajes bizarros de la publicidad reciente como la Caja Vengadora. Todos pueden entrar, no hay una sola estética admitida porque TODAS son admitidas, de eso se trata, de producir esa combinación, ese pastiche. A esta imagen, o sensación visual, hay que agregarle la música: temas de Jugate conmigo, Cacho Castaña, Sandro, el Puma Rodriguez, Sergio Denis y la marcha peronista. Además, suben al escenario invitados como Teto Medina, Pablito Ruiz, Paolo el Rockero, Los Sultanes, Nicky Jones, personajes de Titanes en el Ring, El Profesor Lambetain, Machito Ponce, Daniel Agostini, un imitador de Charly García, Donald, Pipo Cipolatti, El Doble de Sandro, Willy Polvorón, Pocho la Pantera y Alcides. Desde el inicio (alrededor de las 11 de la noche) hasta el final (después de las 6 am) las barras están repletas de jóvenes, algunos disfrazados y otros no, ávidos de bebidas alcohólicas. Y es que todo esto no estaría completo sin la embriaguez, sin los efectos de algún narcótico que provoquen un cambio de estado. Al igual que todas las civilizaciones y culturas anteriores, la sociedad actual también requiere de las fiestas para expiar las almas de los sufrientes, para hacer catarsis, para escapar del mundo cotidiano “sano” y “normal”.


Los personajes que suben al escenario son aclamados por los jóvenes, son las celebridades retro que, en un contexto diferente al que los vio nacer, resurgen de las cenizas para encontrarse con un nuevo público que los idolatra como héroes incomprendidos que han regresado desde el pasado.


Cuando Machito Ponce canta “Samantha” cientos de flashes del pasado vienen a nuestras conciencias: el caso Cóppola, “el jarrón”, Mauro Viale, Jacobo Winograd, Silvia Suller… ¿Cuántas “samanthas” hay hoy? ¿Cuántos “mauros”? Hemos naturalizado de tal manera a este tipo de personajes que ya perdimos la dimensión actual que han cobrado en los medios.


La frivolidad de los 1990’s ha sido procesada como extremadamente ostentosa, obsena y, por lo tanto, plausible de ser considerada extravagante o bizarra. Una sociedad que es capaz de producir la Bizarren, es una sociedad que puede reírse de ella misma, y eso es una forma de la autocrítica.


Con sencillez y aire popular Willy Polvorón nos conmueve porque nos canta con voluntad y pasión: “¡Se me calienta la morcilla!” y “Let it be”. En sus canciones, le canta a la amistad, al mate y al asado. Cómo resistirse a su fulminante frase: “la vida es una sucesión de asados”. Soberbia frase que dejará pensando a más de uno…


“¡Al-ci-des! ¡Al-ci-des!”


Alcides es visto como uno de los máximos exponentes de “la cumbia vieja” y, en este sentido, es considerado como uno de los pioneros de la movida tropical, por eso es “legítimo” y aclamado por un público que habitualmente no asiste a las bailantas de la ciudad o del conurbano bonaerense. Porque Alcides es de “antes” y “no es como la cumbia de ahora”. De esta manera, este ícono de la movida tropical de los noventa es transportado a nuestros días como un referente de la música “divertida”. Como si fuera una máquina del tiempo, la Bizarren desentierra a personajes “not-cool” o “grasas”.


Fiesta dionisíaca


Nietzsche fue quien contrapuso el “espíritu apolíneo” al “espíritu dionisíaco”. Por un lado Apolo, el dios griego del sol y la luz; y, por otro lado, Dioniso, el dios del vino y la embriaguez. Para Nietzsche, Dioniso es la voluntad, el deseo, lo irracional, la exaltación de los sentidos a través de lo sublime y del baile. Apolo, en cambio, representaría la luz de la razón y la armonía. En las tragedias griegas, Dioniso sería el Coro, es decir, lo colectivo; mientras que Apolo sería los Personajes, es decir, lo individual. En esta dualidad, la embriaguez, el deseo y la voluntad se oponen a la belleza de la forma, el éxtasis de los sentidos a la luz de la razón, el día a la noche.


En la Bizarren, todo es fiesta, deseo de tocarse, baile, frenesí y embriaguez. El pogo es re-significado como una práctica en donde todos se tocan, se abrazan, saltan, bailan y cantan. Las rondas colectivas, los abrazos como eslabones de cadenas humanas y las corridas al ritmo de la cortina de “Benny Hill”, todo eso es contacto físico con el otro, todo es un gran ritual de adoración a Dioniso.


Mientras haya Bizarren habrá noches de alegría, diversión y embriaguez. Y cada una de esas noches Apolo será derrotado por Dioniso.


Juan Pablo Temelini (2009)