domingo, 16 de marzo de 2008

Todos los novios viven en Villa Ortúzar

Nadie sabía muy bien por qué pero era terrible lo que le pasaba a Evaristo por esos días. Triste y erróneamente empecinado en encontrar al gran amor de su vida, se pasaba las tardes en la parada del colectivo 146 de Perón y Bulnes acosando con versos románticos y margaritas a todas las jovencitas que iban a esperar el colectivo. Una tarde -ni muy lluviosa ni muy calurosa-, no muy tarde, conoció a Margarita… No fue necesaria mucha inspiración para el joven poeta, los versos parecían escapar uno tras otro de sus labios. Ella no le prestaba mucha atención y apenas lo escuchaba, mientras parecía buscar algo en su cartera. Cuando por fin Evaristo, luego de dar vueltas y vueltas, admitió su atracción hacia ella y la invitó a tomar unos mates en Parque Centenario, la respuesta de Margarita fue fulminante:
- Mirá, me encanta lo que me decís, pero tengo novio -debió reconocer Margarita mirando para abajo y rascándose la ceja derecha.
- Claro, debí imaginarlo, sos tan hermosa… Y ahora vas a encontrarte con él… -supuso Evaristo.
- Sí, adivinaste.
- ¿Vas a su casa?
- No, no. Vamos a encontrarnos en una esquina por Devoto, donde nadie pueda vernos. Él vive en Villa Ortúzar.
Y ahí nomás se despidieron. Margarita y Evaristo. Y el novio de Villa Ortúzar. Una gran historia de amor se estaba produciendo, pero Evaristo no era el protagonista…
Cuando el poeta se acercó y presentó su caso en la sede del Consejo de Amores No Correspondidos que se encuentra cerca de la estación de Plaza Once, los notables no dudaron, y fueron categóricos:
- Mire, lamentamos mucho su confusión, pero esa señorita no debía encontrarse con usted.
- ¿Cómo? ¿Y por qué no?
- Verá joven, según nuestros registros Margarita ya sufrió dos amores no correspondidos, un desencuentro y una traición fatal. Ahora ella ha encontrado al gran amor de su vida. Y usted no puede hacer nada para evitarlo.
- Claro, ¡porque yo seré el gran amor de su vida!
- Lamentamos desilusionarlo, pero el gran amor de Margarita vive en Villa Ortúzar. Todo lo que le dijo es verdad.
Y ahí nomás se apagó la lamparita que colgaba del techo, todo quedó a oscuras y la puerta de chapa se abrió para que Evaristo saliera sin escándalo. Pasaron días y días, pero no se animaba a volver a la parada del 146, además nada le aseguraba que Margarita estuviera allí. Noches en vela, mil y un pañuelos descartables chorreantes de lágrimas. Pasaba el tiempo pero Evaristo no podía entender que Margarita no fuera su gran amor.
Muchos meses tuvieron que pasar para que Evaristo lentamente pudiera retomar el rumbo de su vida. Debía encontrar al gran amor de su vida. Sus amigos y sus vecinos se reían a sus espaldas porque siempre andaba sólo y nunca le habían conocido a ninguna novia.
Triste y obsesionado decidió cambiar la estrategia para encontrar a su gran amor. Y así comenzó a ir todas las mañanas al bar de la esquina de Avenida Córdoba y Uriburu. Una mañana -ni muy soleada ni muy nublada- Evaristo conoció a Violeta… Estuvieron hablando mucho, y en menos de dos horas parecía que habían resuelto todos los problemas del mundo y del corazón. Hasta que Violeta observó su reloj y pareció recordar que debía irse. Unos minutos antes Evaristo le había dicho a Violeta que sus ojos parecían dos estrellas, que sus labios eran miel, y hasta que estaban hechos el uno para el otro. Pero Violeta insistió en pagar ella. Salieron del bar y Evaristo arremetió:
- ¿Para dónde vas?
- Voy para Plaza Once.
- Ah, ¡fantástico! -gritó esperanzado Evaristo.
- Sí, me tomo el 132 y allá me tomo el 19, para Villa Ortúzar, mi novio vive allá.
Todo parecía derrumbarse para Evaristo. Uno a uno veía a sus sueños desplomarse desde el peldaño más alto de la escalera más alta.
- Ah, ¿sí?
- Yo también tengo que ir para Plaza Once, tengo algo muy importante que hacer por allá.
Y sin dudarlo, Evaristo se dirigió hacia la sede del Consejo de Amores No Correspondidos, una vez más.
- ¿Y ahora? ¿Qué me dicen ahora?
Evaristo explicó su nuevo caso frente al Consejo, pero una vez más los notables fueron categóricos.
- Verá, pensamos que luego de la experiencia anterior usted había comprendido…
- ¿Comprender qué?
- Mire, usted será miembro del Consejo en unos cuantos minutos. Usted está destinado a enamorarse de mujeres ya enamoradas, y todas tendrán su novio en Villa Ortúzar.

Juan Pablo Temelini (2008)

8 comentarios:

Ygriega dijo...

juan ke bueno ke está el cuento! el final no me lo esperaba para nada, le diste un muy buen cierre... kreo ke habemos muchos como evaristo, enamorados de personitas ya enamoradas...
gracias por los comentarios, no kreo mis eskritos lleguen a niveles borgianos, pero me halaga ke me lo digas!

Eli dijo...

Sinceramente te digo que es bellísimo,un cuento encantador, digno de un amante de Cortázar, como vos.Un abrazo.

Leviatan dijo...

Muy buen cuento, un nicho ahi donde se reconcilian la ternura, la tragedia y la ironia. Como me hizo reir, y sonreir.

El Titán dijo...

Un Cortazar fresco, actual y pleno de humor...
Ese es mi evaristo...

Sergio De Piero dijo...

Con permiso...excelente. ¿Cortazar? no se a mi me pareció un poco mas fresco e inocente, tipo Celedonio Flores o hasta Marechal.
Buen Blog, puedo recomendarlo?
Salutti

juan dijo...

Bueno, gracias por todos los comentarios. No había visto similitudes cortazarianas, pero sin duda es un referentes y por supuesto que se cuelan ideas, nociones, y estilos.
En realidad, creo que una de las influencias más fuertes en este cuento corto es la de uno de mis maestros: Alejandro Dolina.
Gracias!!

Ygriega dijo...

Wow! Ahora ke lo pienso, sí tiene esos tokes de Dolina! (groso, amo eskucharlo...) Así ke a vos tb te gusta Despertando a la Vida, juan? Es un pelikulon, me fascina, la veo una y otra vez sólo para deskubrirle algo distinto cada vez!

El Titán dijo...

Bueno, perdonen.Yo dejé Letras-o casi-así que no sé de estilos ni de líneas...solo sé de imágenes que tiemblan en el éter...